DOMINGO 7: “Transformers”
La adaptabilidad a nuevas situaciones que haría falta afrontar, el
recurso del cambio para continuar cuando las recetas ya no curarían, sería el
recado más visible de los versátiles personajes “transformers” a las últimas
generaciones. Sin embargo, la necesidad de cambiar siempre ha resultado
imperativa en todos los tiempos, y si dejara de formar parte de la vida
cotidiana tal vez habría sido porque fue consumida por el paso de los años, restando solamente la profundización de la
vejez y la muerte.
La población venezolana se encuentra hoy en una encrucijada en la que no
resultaría de beneficio alguno quedarse inmóvil; a unos y otros este mismo
lunes 15 de abril su propia vida le exigirá adecuarse a las mejores condiciones
que posibiliten el mañana soñado para hijos y nietos, dejando atrás diferencias
que retrasan el rumbo del país, por falta de unión de esfuerzos para ir tras el
progreso mundialmente reconocido.
Unas letras sobre consecuencias de detener el
paso -mientras haya vida por delante- las escribió el poeta y político chileno
Pablo Neruda, Neftalí Ricardo Eliecer Reyes Basoalto, Premio Nobel de
Literatura 1971, y autor del título “Confieso que he vivido”, entre otros.
Pero, el levantamiento del descanso de sus restos mortales iniciado casi
cuarenta años atrás en su casa museo de Isla Negra, le regresó esta semana a la
noticia por la búsqueda de “una raya más para el tigre” de la dictadura militar
del Augusto Pinochet, por querella de
mayo de 2011 del partido comunista de Chile, para esclarecer si murió a causa de un cáncer o asesinado con una
inyección letal.
No obstante, más allá de credos o
manejos políticos, para muchos resultará estimulante su confesión de haber
vivido, y a la que invitaba con estrofas como las que siguen: “Muere
lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días
los mismos trayectos. Quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color
nuevo y no le habla a quien no conoce”.
“Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo
cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo
menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante”.
“Evitemos la muerte en
suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que
el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que
conquistemos una espléndida felicidad”.
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