DOMINGO 7: RESACA DE “MAREA ROJA”
Catorce años de
“Mareas Rojas" de las que presume la “Revolución Bolivariana” (RB) suman fenómenos tan poco creíbles que, en
gran parte, responderían a encargos
sucios a expertos, resteados con abusos a través de artimañas para sustentar
el cuento, amenazas de despedidos a empleados públicos, retiro de ayudas a
clientes de misiones, compras de “franelas rojas” para unidades fletadas, etc. La realidad queda expuesta cantado el triunfo
en cada votación, que el pueblo evita celebrar como algo propio, y calla desconcertado
por miedo a la aplicación de los castigos ofrecidos.
El alucinar con “mareas rojas”, inclusive en lugares distantes
del mar, además podría reflejar afecciones cerebrales derivadas de indolencias a los daños que están causando a
la humanidad. En la naturaleza, ese extraño oleaje rojo resulta del incremento de toxinas en el agua. Tristemente, el efecto invernadero y el ascendente calentamiento global llevan a que se
produzca con mayor frecuencia, dañando
la flora marina y todo tipo de peces.
Al estilo “marea roja” –tal se llama a las reuniones
callejeras de la “RB”, y de donde sale el “mareado” parejo–, el pasado 5 de Enero
el oficialismo en la Asamblea Nacional luciría afectado por posibles excesos de
“fin de año”. Como si continuaran embriagados, frente al país entero que los
seguía por televisión, ellos caerían en la grosería suprema de desconocer derechos
de diputados representantes del 51,88% de los electores de esos parlamentarios
escogidos en 2010. La ausencia total de instancias válidas, independientes, les
protegería con segura impunidad mientras haya “RB”.
Pero en las “mareas rojas” brota otro tipo de resaca,
distinta a la de saldos de borracheras.
Por razones inexplicables, quizás mala suerte, se dan ahogados arrastrados hacia adentro del mar, impedidos
de flotar ó volver a la orilla. Los que flotan por impunidad
en la “RB” creerían igualmente estar asegurados contra esta
resaca, la cual se escaparía de una corriente por debajo, a apenas tres
centímetros, que podría llevarles a perder el equilibrio, el agua de encima
terminaría por arrastrarles, y acabaría con sus vidas.
Tras ganar el 16-D con el
máximo líder postrado en cama, se desató la lucha por el botín de la “RB” descontando
la falta de su inspirador y suponiendo energías recargadas para atropellar a
los demás –víctimas
que recordarán arbitrariedades hasta pasados estos tiempos–.
Aún peor, la calamidad de llegar al 10-E se remediaría con traición descarada a
la misma voluntad escuchada a su “Presidente-Comandante”
al designar a Nicolás Maduro para finalizar el 9-E el mandato iniciado en 2007 y,
apegado a la Constitución, que fuera “candidato”
para ejercer de 2013 al 19 si él estuviera ausente para la nueva juramentación.
“Herederos en vida”, interesados cómplices externos e inaceptables tutelajes se
alzarían contra “simples formalismos” según retorcidos criterios, sin pararle a deslealtades, ilegalidades y riesgos.
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