DOMINGO 7: La Profecía II




En la fatalidad proyectada por Miguel de Cervantes en “El Ingenioso Hidalgo del Don Quijote de la Mancha”, capítulo 28, la profecía del “Por ahora” engendrada en los deplorables sucesos del 4 de febrero de 1992, en Venezuela, estaba condenada a venir asociada a adversidades aún peores. No yacería allí la excepción a la sentencia recogida por el famoso autor español y puesta en boca de su personaje Dorotea, por allá por 1605, mientras ella contaba sus infortunios y aseguraba que “como suele decirse que un mal llama a otro, y que al fin de una desgracia suele ser principio de otra mayor…”


La cábala alcanzaría nuestros días palpándose de distintos modos, a poco más de veinte años de aquel “Por ahora” y, promovida por el oficialismo de manera impropia, hasta se haría fiesta de un segundo episodio de la misma saga, al cumplirse una década de los hechos del 11 de Abril de 2002. Esta fecha aumentaría las muertes de la era “revolucionaria bolivariana” con un agregado de 17 asesinados y por sobre de 70 los heridos de balas, atrapados en una marcha pacífica hacia el Palacio de Miraflores para culminar un acto de protesta. Se trataría de reacciones a los despidos en PDVSA de “forma despectiva” por radio y televisiòn el 7 de abril, y apoyo al paro convocado el 9 por la CTV.

Esa desgracia también envolvía el principio de otra mayor, en la improvisación de una desarticulada solicitud de renuncia y aceptación impuestas al Primer Mandatario, como reparación a juicio del Alto Mando Militar de instrucciones destinadas a detener a los manifestantes, procediendo como “Águila Uno” desde la Presidencia de la República. En los medios se filtró una comunicación por radio, del 11A, ordenando al Ejercito la aplicación del Plan Ávila para dispersar a la muchedumbre, lo que provocaría desobediencia y rechazo en las fuerzas armadas, negadas a enfrentarse al pueblo civil.

Sin embargo -de mal en peor y para mantener la racha- la reparación intentada se evaporó en horas haciendo célebre al general Raúl Isaías Baduel, quien encabezaría la restitución del mandatario “renunciado”, mereciendo recompensas hasta 2007, pero en 2009 se le consideraría traidor, y hoy se encuentra recluído en prisión. De otro lado, el mismo general que anunció al mundo la famosa renuncia y aceptación, Lucas Rincón Romero, sin haber desmentido aquellos hechos, inexplicáblemente enmudeció, ingresó al equipo de confianza de la administración restituida, ascendido al máximo rango, nombrado Ministro de la Defensa, y luego Embajador en Portugal.


Las devastadoras secuelas se sentirían con rigor mayor tras ganar en 2004 la ratificación del mandato hasta 2006. Ese triunfo acarreó persecución a casi cuatro millones de votantes a favor de la revocación, identificados en la “Lista Tascón”, utilizada en baja venganza para la cacería de quienes escogieron la opción contraria al gobierno. La renovación de 2006 al 2012 sepultaría vestigios democráticos remanentes, mediante la activación de motores de Reformas legislativas destinada a acentuar semejanzas con la Dictadura Comunista Cubana. La derrota electoral a ese plan, en 2007, valió de nada para hacer desistir al régimen de los autoritarismos ya previstos en la primera profecía del “Por ahora”: “…los objetivos que nos planteamos no fueron logrados… no logramos controlar el poder…” Urge aprovechar esta Pascua de Resurrección para conjurar todos los conjuros, y así salvar lo que va quedando de la Patria Buena.


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