DOMINGO 7: FOTÓFOBOS GLOBALES
Por Josué
Domingo Fernández Alvarado
Superando ridículas recetas de izquierda como
aquellas de quienes tienen montada la
olla en Venezuela, y sin regalitos de chantaje, el gobierno de Brasil sacó muchos cuerpos de ventaja a
los otros países latinoamericanos con la agenda de la presidenta Dilma
Rousseff, en Estados Unidos, al acaparar la atención mundial a propósito de la
apertura a su cargo de la última Asamblea Anual de la Organización de Naciones
Unidas (ONU). Si bien su presencia y discurso en ese foro marcaron un hito -tratándose
de la primera voz femenina de la historia en inaugurar el evento-, no menos relevancia
tuvo su conversación y acuerdo bilateral con el jefe máximo de la nación visitada,
Barak Obama.
De mayor impacto conclusivo al del merecido status
de observador de la ONU que perseguía Palestina, confinada en el Oriente Medio,
resultó para gran número de naciones el capítulo de extraordinaria importancia del
llamamiento de esos dos líderes del continente a la claridad -sin distingo-
de toda acción gubernamental sobre la Tierra entera. En ese momento, los funcionarios venezolanos miraban hacia el lado
opuesto, en tinieblas, a causa de su padecimiento de fotofobia global que les
condenaría a vivir en la oscuridad, alejados de la luz natural o artificial,
como les ocurre a murciélagos y vampiros. Algunos se fueron de misa de sanación,
lógicamente de noche; cerrando las persianas además, herméticamente, al reclamo
de Guyana por el territorio Esequibo, también consignado allí en contra de
Venezuela.
Cientos de páginas y espacios de la prensa, radio y
televisión se llenaron de la nueva sobre la iniciativa conjunta de EE.UU. y
Brasil, actuando como copresidentes de una reunión especial de 46 países, para fomentar la transparencia, la
participación ciudadana y, por ende, la democratización, según determinaron en la Declaración de Gobierno Abierto,
por la que se comprometieron a hacer progresar esos principios fundamentales de
las sociedades más avanzadas. Con planes inmediatos, a escala de cada nación, en
ese empeño asimismo se unieron México,
Noruega, Indonesia, Filipinas, Sudáfrica y el Reino Unido, mientras que para la
puesta en práctica en el corto plazo, allí quedaron anotados Chile, Colombia,
El Salvador, la República Dominicana, Guatemala, Honduras, Perú, Uruguay y
España, los cuales divulgarán sus respectivos programas en Marzo 2012, en
Brasil.
Totalmente por fuera de esos grupos que merecen
admiración y respeto en el contexto
global, ya descalificada en puestos detrás
de la ambulancia quedaría Venezuela, mostrando sin pudor una administración
pública por encima de las leyes. Como en los gobiernos dictatoriales, impidiendo
el seguimiento de rastros de negligencia, corrupción y peculado de los suyos, ó
de la investigación por cualquier otro
poder ciudadano, ó de la prensa libre, y
en consecuencia en absoluta penumbra para el pueblo, burlando el derecho que éste
posee a saber a dónde van a parar los recursos que pertenecen a todos los
venezolanos sin exclusiones, así como conocer de los funcionarios de mal
proceder para su enjuiciamiento.
Regresando a las mejores tendencias universales de
gobierno, Venezuela tendría que esperar más allá de las elecciones de 2012, en
el caso de un triunfo de equipo distinto al de las fotófobos globales de
hoy. Entonces se protegería debidamente a quienes deseen denunciar las malas
prácticas, incluso a través de redes sociales como Facebook ó Twitter, con
acceso y respuesta oportuna desde los centros de poder, valorando las denuncias
ciudadanas para luchar contra la corrupción y desarrollando nuevos mecanismos
de rendición de cuentas y, en general, fortaleciendo la democracia mediante la promoción clave de sociedades
más abiertas, como lo dejó dicho allí Dilma Rousseff. Por ahora, el campo visual de los burócratas criollos no pasaría
del ombligo y, por supuesto, sólo a oscuras ó de noche.
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