DOMINGO 7: CORAZONADAS VINOTINTO

Publicado originalmente en:
enfoques365.net,
Opinión
Dom, 19 de Agosto 2011

Roguemos porque  profundicen sus efectos,  en un pueblo compacto sin rezagos ni fisuras mortales, esas corazonadas vinotinto que están despertando la nacionalidad común a todos los nacidos en este territorio, y a los extranjeros que han acogido como patria  a Venezuela. Sería un oportuno impulso para sacudir al país entero,  el cual yace  aturdido aún tras casi 13 años de malsana siembra de división que no ha perdonado a hermanos de sangre, incluyendo los núcleos familiares de los más pobres, y envolviendo divorcios irreconciliables por ahora en los distintos sectores de la vida civil y militar.
La unidad visible de las mayorías venezolanas podría resultar vital para desanimar aventuras irresponsables y antidemocráticas de quienes desearían imponer yugos con interpretaciones acomodaticias, o amenazas de guapetones basadas en un supuesto ventajismo que estaría dado por el uso ilegítimo de las armas bajo su resguardo. La respuesta que cabría entonces ha sido recogida desde siempre en el trillado cuento del perro cansado de ladrar primero y agotado para morder de tanto aguaje,  termina con el rabo entre las piernas derrotado por la firme voluntad que se contrapone a sus bravuconadas.
Venezuela requeriría, ya, de  un estamento ciudadano proyectando un amplio porvenir, que trascienda episodios electorales. Se trataría de perseguir como objetivo específico la construcción de la nación que necesitamos con urgencia, sumando el esfuerzo y aporte de cada uno, más allá de agrupaciones políticas. La Mesa de la Unidad (MUD) tiene su rol inmediato, que probablemente caducará después de 2012, para pasar a armonizar la toma de  los espacios de poder por los partidos, en plural, como ocurre en cualquier parte del mundo civilizado, sin tutelajes indeseables de minorías militares cuyas armas son, exclusivamente, para la defensa de los preceptos de la Constitución Nacional.  Hay que encontrar, entonces, como seguir más allá de cualquier coyuntura, con articulaciones que comiencen a producir resultados desde ahora mismo.
A partir de renovados voluntariados, multidisciplinarios y multisectoriales,  que seguramente estarían esperando la oportunidad para expresarse, existiría suficiente propulsión para reabrir trochas con una repotenciada PRO-VENEZUELA SIGLO XXI, con la corazonada vinotinto y esparcida por todo el territorio, que reviviera el soplo de cordura vivido en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, el 7 de Julio de 1958. Allí  coincidieron, en precursor empeño unitario de esta época,  la Junta de Gobierno de entonces, autoridades universitarias, representantes de la Iglesia, de las Fuerzas Armadas, empresarios y de los diversos estamentos sociales, por iniciativa de un grupo de venezolanos entre quienes se encontraban Mariano Picón Salas, Alejandro Hernández, Luis Hernández Solís, Carlos Irazábal y Miguel Acosta Saignes, con la idea de buscar oportunidades de desarrollo y de  beneficios sustentables sin distingos.
De allá para acá,  la iniciativa se fue extinguiendo al calor de las clasificaciones para alguna fracción de venezolanos como antiperezjimenista, anticomunista,  antimilitarista, antiadeco, anticopeyano, o sus variantes de antirromulista, anticalderista, anticarlosandresista, antilusinchista. Pero, si no fuera suficiente tal degradación, entonces se escogió entusiastamente por hundirse en  lo peor, con la opción de freir cabezas y demás, que trajo la novedad de convertir en propaganda de estado, de delito de malversación aún impune, la etiqueta a quienes tienen derecho de pensar diferentes como apátridas, vendepatrias, imperialistas, pitiyanquis, derechistas, ultraderechistas, reaccionarios, burgueses, oligarcas, calcados de los insultos gastados de la dictadura comunista cubana; ó de escuálidos, de las excentricidades como burla a los identificados con el voto antichavista.  Sin excepción alguna, ellos podrían sentarse a la misma mesa de la venezolanidad, con la corazonada de ver ganar a la vinotinto, y algo muy superior también, si partieran del acuerdo de  dejar atrás anticuados sobrenombres y clichés, para  cambiarlos por antisectarista, antidemagógico, antipopulista, y sobretodo pro-venezolanista, imponiendo el juego limpio entre adultos responsables, sin sucias niñerías a destiempo que acarrearían la expulsión del terreno, por tiempo indefinido.

Comentarios

  1. Inspirador artículo! Luego de un suspiro, me fue inevitable ampliar el recuerdo de una de las iniciativas que marcaron una época por las semillas sembradas. Ahora, tenemos el futuro para retomar las cosas buenas. ¡Felicitaciones por tu blog! Le auguro mucho éxito.

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