DOMINGO 7: SE BUSCAN MAJUNCHES

 
En la sucesión presidencial que estaría planteada en Venezuela mediante elecciones en el 2012, para quienes enfrentarían al conocido candidato repitiente en ese cargo desde finales del siglo pasado y nuevamente ratificado por si mismo para la jornada que viene, estaría operando una miopía que quizás resultaría  de alumbrarse con velas por imposiciones gubernamentales, o por la conseja reiterada del regreso a la siembra por sistema de conucos, o al uso de muchas otras antiguallas restauradas las cuales han devuelto al país al mundo de hace más de cien años, incluyendo la sobrestimación del poder de curanderos, santeros e iluminados, pero “majunches” a lo siglo XXI. 

Es así que en tal onda se ha colocado la acción de muchos de los llamados especialistas en temas electorales locales,  quienes vivirían entretenidos mirándose sus ombligos para pontificar sobre esos asuntos, mientras pasan por alto lo más apetecido por el sistema imperante así como lo que ocurre en otros países vecinos, por cierto los de mayores conquistas de bienestar en el presente y con proyecciones superiores de superación para  el futuro inmediato.

Como si la salvación de Venezuela dependiera de un nuevo iluminado que ahora operaría los milagros siempre anhelado por todos, y esta vez sí para siempre, en la actualidad la acusación predominante de los anti-sistema es por  la falta de definición inmediata de ese ser que desde la oposición al régimen encarnaría al abanderado de los partidos políticos aglutinados en la “MUD”. Se ratificaría de esa manera el continuismo del presidencialismo a ultranza, el centralismo, y el desprecio por la exigencia de equipos de trabajo y programa de gobierno convincentes como fórmula para asegurar el avance más allá de la circunstancia de un elegido providencial. Es el tema de coincidencia con el candidato repitiente, quien también quiere su “majunche” ya, y ha entusiasmado a varios a lanzarse por la calle del medio desde ahora. La recompensa se pagaría en más de lo mismo hasta el 2021 y después.

Dejando a un lado el potencial pedagógico de rechazar sin rodeos el retraso de Venezuela en su reingreso a la modernidad, ya avanzada  la segunda década del siglo XXI, esos especialistas electorales estarían malgastando energías propias y ajenas en la propagación de esperanzas sin fundamentos sobre esquemas que significarán adiciones al estancamiento económico, político y social como ya se ha comprobado en carne propia, y como sobran los ejemplos en los países enfrascados en la prerrogativa presidencial como método de dirección por intuiciones de un conglomerado, sin considerar otras opiniones y talentos, al estilo militar.

Dentro del esquema de las antiguallas, una de las excusas de tales especialistas electorales la constituiría su desazón porque la demora en la escogencia del abanderado para enfrentar el continuismo del gobierno venezolano, le deja a éste peligrosamente el campo en solitario para cualquier maniobra que podría resultar irreversible, como si fuera posible detenerlas por aquel  medio nada original y ya transitado por otros en los últimos doce años, con resultados conocidos. La situación de la falta del candidato opositor hasta se compara de forma ligera e ingenua con un equivalente en el mercado, donde un producto siempre es adquirido a falta de otro que le compita, y así se forma una costumbre imposible de romper. En esa simpleza de ecuación poco importaría que la oferta vigente no esté funcionando bien, y tampoco la elemental dinámica de posicionamiento de los nuevos productos, que constantemente logran espacio cuando les llega su oportunidad, así percibida por los consumidores que además del producto se fijan en el fabricante, la garantía, los repuestos, el servicio técnico; es decir, en el paquete completo. Hablando de mercados, con todo el éxito del  rey iPad de Apple, entonces Sony no debería haber lanzado sus tabletas S1 y S2, un año y un cuarto después.



Josué Fernández

 

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