DOMINGO 7: HABLARLE AL FUTURO

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En una historia de más de 2011 años, únicamente de acuerdo al calendario cristiano, el planeta tierra, sus habitantes y los países que la integran han logrado sobrevivir a situaciones destructivas de guerras que conllevan genocidios, de la esclavitud de congéneres, de sistemas que inducen al exterminio o al suicidio; ó a gobiernos que, a través de artimañas, aniquilan voluntades y cualquier noción de futuro, casi siempre por el egoísmo de unos pocos que perseguirían sus cortas preeminencias  en esa saga de millones de siglos.
Afortunadamente, tarde o temprano, las amenazas contra la humanidad  y las de sus Atila convertidos en depredadores atolondrados porque nunca más crezca la hierba por donde pisen sus caballos,  todos se enfrentan al final  del que salen derrotados, y así se da la continuidad del relato de las civilizaciones tal cual se intenta abordar en este texto.
En Venezuela, sin embargo, mientras llega esa hora de la justicia implacable del tiempo -que se extinguirá sin dejar a nadie por fuera-, es demasiado grande el daño progresivo a los  inocentes de las generaciones por venir mediante la visible negligencia gubernamental  para cumplir sus tareas de sostener los servicios de luz, de agua, de alimentación, de vialidad, de empleo, de salud, de educación, de vivienda, etc. Sólo contaría en verdad la propagación de miseria y de dependencia  de los menos afortunados para cobrarles con los votos que sostendrían a los sátrapas en el gobierno, a la usanza del copiado modelo cubano, aunque allá han comenzado a rectificar, pero de palabras por ahora.
El asunto  es muy serio como para darle la espalda y hacerse el desentendido. Como conglomerado nos estamos tragando lo que debía alcanzar para los venezolanos de mañana, y nadie está sembrando para volver a cosechar algún día. El problema es ya de la ausencia de explicaciones razonables para los hijos,  los nietos y demás, porque estamos viviendo de lo que podemos pagar a otros países mientras haya el dinero del petróleo. El gobierno crea riquezas afuera, y pobreza y exterminio hacia adentro.
La existencia de cada uno, hombre o mujer,  está marcada por un afán básico por dejar descendencia, según todos los indicadores sensoriales más evidentes a partir de la pubertad. La completa diversidad de especies naturales tendría ese objetivo común de mantener la biosfera hasta el fin de los tiempos. El ser humano, como excepción, por superioridad racional, con especial celo por sus crías, además perseguiría como misión el hacer viable esa biosfera librándola de los riesgos que amenacen su persistencia.
Entonces, a los venezolanos con un tanto de conciencia básica, para librar amenazas y preservar al país que desearíamos para hijos, nietos, y siguientes, sería necesario comenzar a ganarlo desde ya. Mientras se aplauda lo que está ocurriendo hoy, a corto plazo no habrá otro empleo que el que ofrezca el gobierno, tampoco salarios distintos a los que allí se decidan, de nada serviría un título de educación como medio de superación pues el único patrono sólo pagará lo que quiera, la salud se alcanzaría según listas de espera, la casa de la que nunca se tendrá título de propiedad sería de préstamo por un rato, o inalcanzable como la zanahoria delante del caballo,  matando así el derecho a sueños para vivir de tristes realidades.



 Josué Fernández
HABLARLE AL FUTURO: USO Y ABUSO DE PROMESAS SOLO DEJA TRISTES REALIDADES. 


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