Domingo 7: SALTO RETRO


http://www.enfoques365.net/C2S426-josue-fernandez.html
fernandez.josue@gmail.com

En la escuela lo conocimos, un día también apareció entre los vecinos, lo hallamos en la universidad, nos sorprendió empleado en la misma oficina, o como amigo de un amigo, incluso pudo haber heredado algún gen común y aterrizado en nuestra propia familia como ascendiente o descendiente. Es el tipo ocurrente, sin límites ni medidas, para forzar los ojos ajenos sobre su persona.

Otros detalles de esa conducta los encontramos descritos por Raúl Serrano en el portal Salud y Medicinas, de México, complementando que es así que, para mantener el interés de los demás hacen referencia a temas en los que no dan pie a preguntas o vacilaciones por parte de los oyentes, pues si eso llegara a suceder podrían poner en duda su credibilidad, algo inconcebible para quienes nutren la categoría de mentirosos compulsivos reiteradamente.

Una de las formas de actuación de esos tipos quedó reflejada en la fábula del Fanfarrón de Esopo, en la que un sujeto, que era muy conocido por sus delirios y extravagancias, partió un día para tierras lejanas y volvió después, anunciando que había llevado a cabo grandes proezas en distintos países. Contaba con especial esmero el salto de Rodas que él había sido capaz de realizar como nunca antes ninguno de los atletas coronados en los juegos olímpicos.

Para mitigar incredulidades, agregó además que presentaría los testigos de su hazaña si algunos de los que allí se hallaban presentes venían alguna vez a su tierra. Entre los oyentes alguien tomó la palabra y dijo: -Oye, amigo: si eso es cierto, no necesitamos testigos; esto es Rodas, da el salto y muéstralo… La frase original en latin es "Hic Rhodus, hic saltus", cuya traducción propia es "Aquí esta Rodas, aquí sea el salto"(1).

Por nuestros lados, sin embargo, al revés, en un mundo de fanfarrones como regla, los saltos de otros aunque historia visible, sólo tuvieron admiración con fugacidad a la venezolana, devenida en conveniente negación y mentira, casi colectiva. Una vulgar excusa para omitir la validación de saltos de progreso, como se acreditan en la alternancia democrática universal, e implantar a cambio la reelección indefinida de las autocracias, con ventajismos incluidos, en franquicia exportable además.

En la gráfica, Carlos Andrés Pérez (Presidente de Venezuela 1974-1979 y 1989-1994) deja la marca de un salto, ahora “retro”, ante fanáticos alelados -en préstamo temporal de las mayorías que darían apoyos endosables a las sucesiones populistas hasta hoy-.

El mentir a los demás, incluso a si mismo, puede no ser raro –quién no lo ha hecho de vez en cuando-. La gravedad ocurre si se convierte en epidemia crónica, como en un mundo de fanfarrones, o en hábito individual, porque el padecimiento se expresaría en cadenas de desequilibrios públicos o íntimos, llegado el caso. En el día a día, como anotamos arriba, indudablemente nos rodean las mentiras, o los mentirosos. La cura está en poder reconocerlos a tiempo e impedir que a fuerza de maquinaciones acaben, del todo, con lo mejor de cada uno.

(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Hic_Rhodus,_hic_salta

Comentarios

  1. "Hic Rhodus, hic saltus"
    El problema es que a muchos se les está olvidando el "saltar". Cuando se den cuenta donde estan, si llegaran a darse, será ya demasiado tarde.
    Saltar hacia adelante es progreso. Después de tantos "saltos atrás" es tanta la distancia a recuperar...Tantos saltos pendientes...
    Podremos?

    Un fuerte abrazo. Bienvenido a la "blogosfera".
    Como regalo de mi primera visita te dejo:

    http://pharmacoserias.blogspot.com/2006/08/te-quedan-15-dias-se-feliz-sabes-como.html

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